La Fórmula 1 está experimentando cambios drásticos en términos de tecnología. Con el reciente cambio a los motores V6 de 1,6 litros con turbocompresor, desde los V8 de 2,4 litros con aspiración natural, y la incorporación del ERS (Sistema de Recuperación de Energía), los coches de F1 son cada vez más rápidos y más eficientes en cuanto al consumo de combustible. Parece que las empresas automovilísticas con mayor tecnología son las que más se benefician de estos cambios, por lo que cabe preguntarse si BMW debería volver al juego.
Vamos a dejar esto de lado primero, BMW casi definitivamente no va a volver a la F1, independientemente de las tecnologías. La F1 es demasiado cara y, por el momento, BMW tiene mucho éxito en las carreras del DTM, así que no tendría mucho sentido para ellos. Es interesante ver cómo le iría a BMW si de repente volviera a la F1.
En primer lugar, sólo la turboalimentación daría a BMW una ventaja. Por el momento, muchos fabricantes de motores de F1 están diseñando el sistema ERS para que funcione como un relleno para cuando el turbo no está girando a plena capacidad, como al reducir la velocidad para pasar por una curva, por ejemplo. BMW ya emplea esta tecnología en el i8, donde el motor eléctrico rellena el par para compensar el retraso del turbo.
BMW también utiliza una tecnología en el M3/M4 que permite que el turbocompresor siga girando a plena capacidad, incluso cuando no se acelera. Esto permite que el turbo se mantenga a pleno rendimiento, de modo que cuando el conductor vuelve a pisar el acelerador, no hay retardo. Aunque este tipo de tecnologías ya están en la F1, BMW las ha utilizado en coches de carretera, por lo que sería una transición fácil y la experiencia ya está ahí. Un enfoque invertido de la pista a la carretera.
Además, la fabricación de CFRP por parte de BMW podría ayudar a fabricar monocascos para el coche de F1. El proceso que emplea BMW es más barato que el método convencional y, por tanto, permitiría a BMW destinar más dinero al desarrollo del motor y la suspensión. BMW también ha aprendido bastante sobre aerodinámica con su i3 e i8. La fibra de carbono y la aerodinámica son la columna vertebral de cualquier coche de F1, lo que hace que la experiencia de BMW en esos dos campos sea bastante valiosa en el mundo de la Fórmula 1.
BMW tampoco es ajena a los motores pequeños. La actual familia EfficientDynamics permite a BMW fabricar motores de 1,5 litros y tres cilindros con turbocompresor que, en el caso del i8, pueden rendir 228 CV. Aunque no se acercan a los 600 CV de un coche de Fórmula 1, también se fabrican utilizando una fracción del coste. BMW tiene mucha experiencia en la fabricación de motores de pequeña cilindrada, por lo que buscar ese tipo de potencia no sería un problema.
BMW no ha estado en el juego de la Fórmula Uno desde 2009, y no parece que vaya a haber un regreso en un futuro próximo. Sin embargo, es divertido especular sobre lo bien que le iría a BMW, dada su experiencia en las tecnologías utilizadas actualmente en el deporte.