Empieza a ser bastante obvio cuáles van a ser las prioridades de la mayoría de los grandes fabricantes de automóviles en los próximos años. BMW, entre otros, va a centrar la mayor parte de sus esfuerzos en el lanzamiento de una flota de vehículos electrificados, junto a sus ofertas tradicionales, pero para ello va a necesitar bastante liquidez. Por ello, los alemanes anuncian que se apretarán el cinturón y reducirán los costes siempre que sea posible, incluida la cadena de suministro.
Según Automotive News, el Grupo BMW intentará recortar los gastos en hasta 2.400 millones de dólares en los próximos años, fondos que se reinvertirán en el impulso de los vehículos eléctricos. Esto será posible, ya que los costes de las piezas de transmisión, por ejemplo, se reducirán, ya que los vehículos eléctricos no necesitan cajas de cambios de 8 velocidades y son mucho menos complejos de fabricar. El objetivo será recortar alrededor del 5% de los 40.000 millones de dólares de gastos en piezas de automóviles al año, lo que supone la suma mencionada.
«El cambio que se avecina en la industria es importante, está llegando y ya no se trata de cuándo, sino de ahora», dijo Markus Duesmann, jefe de compras, en una entrevista en el salón del automóvil de Fráncfort. «El número de bolas que tenemos que mantener en el aire es enorme. Intentamos compensar las mayores inversiones a las que se enfrenta la empresa», dijo. Y BMW no es la única empresa que planea hacerlo.
Daimler, la empresa matriz de Mercedes, anunció una estrategia similar con la que pretende aportar 4.000 millones de dólares más al año al presupuesto de I+D de vehículos eléctricos recortando el peso muerto allí donde sea posible. En cuanto a BMW, sus responsables esperan que los recortes sumen 3.000 millones de euros de aquí a 2025, ya que los procesos de fabricación de los vehículos eléctricos son más predominantes y más baratos que los de los coches convencionales, debido a su menor complejidad.