Torsten Müller-Ötvös, director general de Rolls Royce, afirma que la empresa ha desechado cualquier plan para construir una versión de producción del Phantom eléctrico experimental 102EX.
El Rolls eléctrico acaba de volver a la base después de una gira mundial que puso al volante a más de 500 clientes. Para Car and Driver, Müller-Ötvös dijo que no hay suficiente demanda para este tipo de vehículo, a pesar de los comentarios positivos recibidos de los clientes, que quedaron impresionados por la fuerte aceleración desde parado, así como por la silenciosa conducción.
Algunas de las deficiencias del 102EX son los largos tiempos de carga necesarios para las grandes baterías (8-20 horas), así como la ansiedad por la autonomía de los clientes.
Para superar estos problemas, Müller-Ötvös afirma que el fabricante de automóviles con sede en Goodwood está estudiando la posibilidad de crear un tren motriz de mayor autonomía.
El Rolls Royce 102EX hizo su debut mundial el año pasado en el Salón del Automóvil de Ginebra con una enorme batería de iones de litio de 71 kilovatios por hora alojada en el chasis de aluminio. Rolls-Royce utiliza celdas de bolsa NCM de gran tamaño, o de litio-níquel-cobalto-manganeso-óxido para ser exactos. Debido a su carácter experimental, las 96 celdas están separadas en 5 módulos (unidades de 38, 36, 10, 8 y 4 celdas) y dispuestas de tal manera que la batería total adopta la forma de un motor y una transmisión.
La batería pesa 1.411 libras.
La batería suministra 850 amperios a 338 voltios a dos motores eléctricos conectados a un transeje trasero. La caja de cambios de una sola velocidad toma los 145 kilovatios (194 caballos) de cada motor y envía hasta 388 caballos a las ruedas traseras. Dada su naturaleza eléctrica, los dos motores tendrán hasta 590 libras-pie combinadas de par motor bajo demanda. El tiempo de 0 a 100 km/h es inferior a 8 segundos, y la velocidad máxima regulada es inferior a 160 km/h. Un rendimiento bastante impresionante para un vehículo tan grande, de unos 3.000 kilos.
