Un informe publicado recientemente por la CBS analiza la forma en que BMW se adelanta a los tiempos, no sólo en lo que respecta a las ventas de automóviles y la estrategia de productos, sino también a su recurso más valioso: el capital humano.
Según el informe, BMW llegó a la conclusión de que su plantilla está envejeciendo. Las proyecciones indican que en 2017 la edad media de los trabajadores de BMW sería de 47 años. Esta tendencia es común en Alemania y también en Europa. La tendencia ha sido bautizada como «Silver Tsunami» haciendo un paralelismo con las canas de los ancianos.
En comparación con Estados Unidos, esta tendencia al envejecimiento es más evidente en Alemania: mientras que el porcentaje de estadounidenses mayores de 65 años en la población total será de aproximadamente el 16% en 2020, se cree que los alemanes mayores de 65 años representarán en ese mismo momento aproximadamente el 21,6% de todo el país, es decir, más de una quinta parte.
Una mano de obra de más edad implica resultados buenos y malos: más paciencia y habilidad que provienen de la experiencia, pero también menos flexibilidad, fuerza y visión, según los estudios. Si lo aplicamos a una línea de producción que depende de la ingeniería de precisión y de una producción de más de 1.200 coches al día, nos encontramos con una situación realmente delicada.
Pero, ¿cómo puede BMW hacer frente a esto? Según el informe, algunas de las medidas aparentes podrían ser obligar a los trabajadores de edad avanzada a jubilarse o, lo que es más dramático, despedirlos. Pero esta solución no funcionaría, ya que los contratos sociales están vigentes tanto en la empresa como en todo el país. Además, la mano de obra joven disponible no podría cubrir todos los puestos de trabajo necesarios.
Por ello, BMW se adelantó en la búsqueda de una solución viable. Sacaron la cabeza de las estadísticas y las previsiones, se dirigieron a las personas y pusieron en marcha un interesante experimento. Reunieron a un equipo de trabajadores de una línea de montaje de una importante planta de BMW, equipo que tendría una edad media de 47 años (la edad media de los trabajadores de BMW dentro de siete años, según las proyecciones). Luego les pidieron su opinión sobre las condiciones y el entorno de trabajo.
El siguiente paso fue que BMW empezara a poner en práctica los comentarios que recibieron de los trabajadores: zapatos especiales para los que les dolían los pies, suelos de madera, sillas especiales para sentarse, herramientas mejoradas o pantallas de ordenador más grandes. En total, se aplicaron 70 pequeños cambios para reducir el estrés físico y la posibilidad de cometer errores. Los resultados fueron bastante impresionantes: la productividad aumentó un 7%, la tasa de absentismo se redujo por debajo de la media de la planta y la tasa de defectos de la línea de montaje correspondiente se redujo a cero. Y todo esto se consiguió con un pequeño coste: unos 50.000 dólares, incluyendo el tiempo perdido.
Es obvio que sólo se trata de algunas pequeñas medidas, y que no pueden aplicarse a todo el proceso de fabricación, pero sigue siendo algo. Y según el informe, el experimento se replicará también en otras plantas, incluidas las de EE.UU., y se reajustará como parte del plan de BMW para mejorar la productividad.
Fuente: CBS News