El Grupo BMW, la empresa propietaria de las marcas BMW, MINI y Rolls-Royce, ha sido parcialmente propiedad de la familia Quandt desde que estuvo a punto de quebrar a finales de los años 50 y principios de los 60. Sin embargo, a diferencia de lo que podría pensarse, las acciones de la empresa están repartidas entre varias entidades y éstas son propietarias de diversas partes de la misma. No obstante, la familia Quandt es la propietaria de la mayoría de ellas y ahora, un miembro concreto de la familia se ha convertido en el accionista más poderoso, tras la muerte de su madre, Johanna Quandt allá por 2015.
Stefan Quandt heredó algunas de las acciones que ella poseía y ahora aparentemente controla el 25,83% del total. Esto significa, según las normas alemanas sobre adquisiciones, que ahora puede bloquear cualquier intento de adquisición, ya que se necesita una participación con derecho a voto superior al 75% para obtener el control total de una empresa. Las acciones que posee Stefan Quandt suman un valor neto de unos 13.400 millones de euros o 16.600 millones de dólares.
Por supuesto, su posición de poder sólo sería relevante si los otros miembros de la familia Quandt decidieran vender su participación en el Grupo BMW, pero eso es poco probable, como ha dicho hoy un portavoz de la familia para Automotive News. El empresario alemán, de 51 años, también está involucrado en otros negocios y, dado que la rentabilidad de la empresa nunca ha sido mejor, la venta de acciones no sería un movimiento inteligente.
La familia Quandt se hizo con la mayor parte de las acciones de BMW a principios de la década de 1960, cuando la empresa estuvo a punto de quebrar tras el fracaso de sus esfuerzos por ser más rentable. Por aquel entonces, Herbert Quandt poseía un 30% de BMW y un 10% de Daimler-Benz y se opuso firmemente a la adquisición total de la marca bávara por parte de Daimler y decidió salvarla él mismo.