En un mundo en el que los fabricantes de automóviles están entrando en agua caliente sólo por un cambio en la forma de medir las emisiones de los coches, utilizar únicamente motores V12 para toda su flota no parece ser sostenible a largo plazo. Es el caso de Rolls-Royce, una marca que se define básicamente por esa arquitectura de motores, y una marca que acaba de presentar el primer SUV de su historia.
Rolls-Royce desveló un concepto de visión allá por 2016 bajo el apelativo 103EX, una idea de lo que la compañía tiene preparado para sus clientes a largo plazo. Mientras que el estilo y el asistente personal dentro de la cabina eran muy impresionantes, lo que sorprendió a la multitud fue el hecho de que se trataba de un modelo eléctrico, dejando de lado el motor de combustión interna. A decir verdad, es difícil imaginar un Rolls-Royce sin un V12, pero prescindir por completo de un motor es un ejercicio de imaginación cada vez más intenso.
Sin embargo, según Top Gear, los británicos no están pensando en dejar de lado los motores de combustión interna, sino en mezclarlos con motores eléctricos para crear sistemas de propulsión híbridos. Sería una idea interesante, pero va en contra de todo lo que el director general ha dicho desde que se reveló el 103EX. En varias entrevistas, Torsten Muller-Otvos ha dicho que considera que Rolls-Royce es compatible con una cadena cinemática totalmente eléctrica y que, en su opinión, es el único camino a seguir. Además, un coche así también sería totalmente autónomo, aunque los Rolls ya suelen ser manejados por chóferes.
El argumento a favor de una configuración puramente EV es bastante simple y tiene mucho en común con la forma en que Rolls-Royce ha estado haciendo negocios. Entre las cosas que definen a la marca se encuentra una experiencia suave como la seda en el interior del habitáculo, gracias al par motor de gama baja de los motores V12, unos niveles de NVH reducidos casi a cero, algo que también se encuentra en los VE, así como una conducción sin esfuerzo. Todos estos atributos son compartidos entre los coches de Rolls-Royce y casi cualquier otro vehículo eléctrico, lo que hace que esta elección sea bastante obvia.
Todavía está por ver si Rolls-Royce se decantará por un modelo híbrido o totalmente eléctrico, pero, no obstante, el artículo de Top Gear tiene razón al destacar que los ciclos de producción inusualmente largos de los modelos doble R hacen difícil imaginar que los coches con motores V12 de 6,75 litros bajo el capó sigan produciéndose dentro de 10 años. Dado que el desarrollo de las cadenas cinemáticas eléctricas es más lento de lo esperado, los de Goodwood podrían verse obligados a encontrar soluciones alternativas mientras tanto.




