Edmunds analiza el BMW Alpina B7 Biturbo 2017

El lanzamiento de la actual Serie 7 de BMW trajo consigo una gran cantidad de nuevas tecnologías que los clientes definitivamente aprecian, pero también trajo consigo cifras de rendimiento como nunca antes. Hasta cierto punto era de esperar, ya que cada nuevo buque insignia viene con amplias mejoras en todos los departamentos en comparación con sus predecesores. Sin embargo, el Alpina B7 Biturbo parece haber llevado las cosas a un nivel completamente nuevo cuando se presentó.

El coche basado en el modelo 750Li viene con tracción a las cuatro ruedas de serie, pero también con una versión muy modificada del motor V8 de 4,4 litros N63 bajo el capó. De serie, en el BMW 750Li, este motor rinde 450 CV y 650 Nm (479 lb-ft) de par motor y lanza la limusina a 62 mph desde parado en 4,7 segundos. Es incluso más rápido si se añade el sistema xDrive, que reduce el tiempo de sprint en 0,2 segundos, o si se opta por la versión de batalla corta con xDrive, que alcanza los 4,4 segundos.

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Y aunque estas cifras parecen absolutamente increíbles sobre el papel para una limusina de este tamaño, ya sea de batalla larga o corta, no son nada comparadas con lo que ha conseguido Alpina. El B7 Biturbo tiene sus raíces en el modelo 750i, pero el motor se ha modificado tan drásticamente que ahora rinde más de 600 CV y 800 Nm (559 lb-ft) de par, cifras que están a la par con las que obtiene el modelo M760Li xDrive con un motor V12 de 6,6 litros.

Por lo tanto, el sprint hasta la velocidad de referencia es de sólo 3,7 segundos, de nuevo a la par con el mencionado M Performance Car. Y sin embargo, eso son sólo números sobre el papel. La verdadera razón por la que algunas personas se decantan por un Alpina y no por un BMW Serie 7 se esconde en el interior del habitáculo y en la forma en que está configurada la suspensión, tal y como explica detenidamente Carlos Lagos en la reseña publicada a continuación.

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