En el Simposio Internacional del Automóvil de Viena de este año, BMW dio a conocer su nuevo motor B57 diésel de seis cilindros en línea y cuatro turbocompresores, que sustituirá al N57S tri-turbo utilizado actualmente en los modelos M50d. Para que el motor diésel de 3 litros más potente del mundo tenga el reconocimiento que merece, se ha elegido el modelo BMW 750d para equiparlo por primera vez, marcando así también el estreno mundial de un nuevo modelo de la Serie 7.
El 750d de 2017 estará equipado con el monstruoso motor diésel que ahora es bueno para 400 CV (394 hp) y 760 Nm (560 lb-pie) de par, sin pasar de los tres litros de cilindrada. El nuevo motor es capaz de alcanzar estas extraordinarias cifras gracias a sus cuatro turbocompresores, dos por cada tres cilindros. BMW ha decidido prescindir de la disposición anterior, que contaba con dos turbos pequeños acompañados de uno más grande, para conseguir una mejor respuesta del acelerador y una mayor eficiencia.
Al igual que en el motor saliente, el flujo de aire comprimido que aumenta las prestaciones en las cámaras de combustión se genera mediante la turbocompresión en varias etapas. La etapa de alta presión gira en torno a dos turbos compactos con geometría de turbina variable integrados en una única carcasa, mientras que un único turbocompresor de baja presión muy grande se ha sustituido por dos unidades más pequeñas, y por tanto de respuesta más rápida.
En general, los dos turbocompresores de baja presión y uno de los dos turbos de alta presión están permanentemente en acción. Sólo cuando se acelera con fuerza desde el ralentí, los dos turbocompresores de baja presión se puentean mediante un sistema de control de aletas. Esto permite aumentar la presión de sobrealimentación con mayor rapidez. El segundo turbocompresor de alta presión entra en juego a un régimen de aproximadamente 2.500 rpm.
Pero los turbos no son la única novedad que aporta este motor. Aparte de la mayor cifra de potencia, la eficiencia del nuevo molino es mejor que la de la antigua unidad. Esto se ha conseguido gracias a una serie de medidas, como el aumento de la presión de combustión (de 200 a 210 bares), la junta de culata de cinco capas, los orificios de los cilindros con un revestimiento de doble hilo pulverizado por arco y los pistones fabricados con una aleación de aluminio/silicio con bordes de cazoleta refundidos, camisas de bronce en los ojos de biela y refrigeración controlada centralmente.
Con la ayuda de las nuevas cifras, así como de la disminución de peso conseguida gracias a la nueva arquitectura CLAR, el BMW 750d xDrive 2017 acelerará de parado a 100 km/h en 4,6 segundos (4,7 segundos para el modelo de batalla larga), lo que supone 0,3 segundos más rápido que su predecesor. Además, los modelos superdiésel son ahora sólo 0,2 segundos más lentos que el 750i de gama alta.
Todo ello con una mayor eficiencia. Según BMW, el nuevo 750d será un 11% más eficiente, con unos índices de consumo de entre 39,8 y 41,2 mpg (5,7 a 5,9 l/100km) de media en el ciclo de pruebas de la UE. En comparación con el 750i, que ofrece 8,1 l/100 km, la diferencia debería ser notable. El motor diesel de seis cilindros más potente del mundo estará disponible para pedidos a partir de este mes de julio.