En una entrevista para Automotive News, el jefe de ventas de BMW, Ian Robertson, habla de los cambios del mercado en todo el mundo.
El mercado chino, que ha registrado un crecimiento de dos dígitos en los últimos años, se ha ralentizado y presenta algunos retos para los fabricantes de automóviles de gama alta, como por ejemplo que los concesionarios tengan que depender más de la venta de coches usados que de modelos nuevos.
Robertson afirma que la normativa es un obstáculo para la venta de coches nuevos. A principios de este año, Shenzhen se convirtió en la octava ciudad china en restringir el número de matrículas nuevas emitidas cada año. Una de las formas que tienen los clientes chinos de adaptarse a la normativa es vender los coches viejos y utilizar las matrículas en los vehículos nuevos.
Los concesionarios chinos también se están adaptando creando un medio para que florezca la venta de coches usados, una situación inversa a la de años anteriores.
BMW también está apoyando a los concesionarios ayudándoles a desarrollar el negocio de F&I (financiación y seguros).
Las medidas enérgicas de China contra la corrupción han puesto en guardia a algunas personas con grandes patrimonios que ahora mantienen un perfil más bajo.
Las ventas del BMW i3 en China también son un reto, sobre todo por la infraestructura. «El gobierno chino ofrece buenos incentivos, pero la infraestructura de recarga es débil y eso es un problema», dijo Robertson. «No es como en EE.UU., donde puedes llegar a la calzada y enchufar a la red eléctrica; bajar un cable de 60 metros desde la ventana de tu piso 20 no es tan fácil».
En Europa, el Reino Unido es un mercado de gran crecimiento, mientras que las ventas en Estados Unidos siguen siendo fuertes.