Continuamos hoy con nuestra serie de artículos sobre los conceptos y prototipos pasados de BMW, unos interesantes vehículos que marcaron el rumbo de muchos modelos venideros. El siguiente es el BMW E1, un vehículo eléctrico que debutó en 1991. Casi diecinueve años después, BMW está invirtiendo fuertemente en la movilidad eléctrica y la mayor parte de los esfuerzos recientes de Investigación y Desarrollo se centran en el próximo programa Project i.
Como prototipo con la designación de modelo BMW E1, el cuatro plazas incorporaba un diseño con características aerodinámicas y ergonómicas pioneras que ofrecía un testimonio impresionante del potencial superlativo de su tecnología de conducción sin emisiones incluso en el uso diario normal. El prototipo fue aclamado por todo el mundo, tanto por el público como por probadores independientes. Los lectores de la revista de coches «Auto Zeitung» eligieron al BMW E1 como ganador en la categoría «Medio ambiente y tecnología», y la revista especializada «Auto Bild» describió al BMW E1 como «el coche más avanzado del siglo».
El hecho de que el prototipo designado internamente como BMW Z11 se lanzara finalmente al dominio público como BMW E1 dio testimonio de su revolucionaria unidad motriz: El BMW E1 presentado en el Salón del Automóvil de Fráncfort en 1991 tenía un motor eléctrico montado en la parte trasera. El objetivo de desarrollo de este proyecto era investigar las ventajas y desventajas de un coche propulsado totalmente por fuerza motriz eléctrica cuando se somete a la prueba práctica de las condiciones cotidianas en la carretera. El BMW E1 también pretendía representar un automóvil autónomo y eficiente, diseñado según todos los principios que definen el placer de conducir sin hacer concesiones en cuanto a la funcionalidad.
Hoy en día, el BMW E1 se considera la plataforma de lanzamiento para el desarrollo integral de conceptos de electromovilidad en el Grupo BMW. Desde principios de los años setenta, ya se habían desarrollado varios vehículos eléctricos sobre la base de modelos de serie convencionales. Estos vehículos habían aportado conocimientos fundamentales en los ámbitos de la tecnología de unidades de potencia y de almacenamiento de energía. El BMW E1 fue el resultado del primer concepto de vehículo basado en la electromovilidad. El motor eléctrico del BMW E1 tiene una potencia de 37 kW que se transmite al eje trasero. La innovadora construcción de aluminio extruido y la carrocería de plástico dieron lugar a un coche urbano excepcionalmente ligero con una velocidad máxima de 120 km/h y una autonomía de 200 kilómetros.
En el BMW E1, las baterías de sodio-azufre están montadas bajo el asiento trasero y adecuadamente protegidas en caso de accidente. Para recargarlas basta con una toma de corriente doméstica convencional. El BMW Z15, diseñado como sucesor, y el BMW E2, ligeramente más grande, basado en esa plataforma, se alimentan con una batería de níquel-cloruro de sodio. La conclusión básica de esta serie de desarrollos establecida a principios de los años 90 fue que los vehículos propulsados con tracción eléctrica son técnicamente viables, pero la tecnología para almacenar la energía eléctrica necesita más trabajo y establece límites prácticos para su uso.
No obstante, BMW ya había puesto la primera piedra de los proyectos que actualmente desarrollan la movilidad sin emisiones en entornos urbanos. Esto ha supuesto una ventaja tecnológica que el Grupo BMW está demostrando hoy en día con vehículos como el MINI E y el BMW Concept ActiveE.
